Por María Elena Aguayo Hernández

“La situación en la que estábamos pues era de muerte y desesperación. Nos cerraron todo. No había ni puertas, ni ventanas, ni rendijas. Como que querían que muriéramos ahogados. Entonces pues, como quien dice, tuvimos que abrir una grieta en ese muro que nos encerraba y nos condenaba. Como si todo fuera oscuridad y con nuestra sangre prendiéramos una lucecita. Eso fue el alzamiento zapatista, una lucecita en la noche más oscura.” Palabras del SubComandante Insurgente Moisés.

Una lucecita para el mundo fue lo que se encendió aquel 1° de enero de 1994, en la noche más oscura.  La Memoria  empezó nuevamente su caminar con las comunidades mayas del sureste mexicano. A partir de ese momento la organización, la crítica, la autocrítica han sido un continuo en la vida de los pueblos zapatistas para construir una Vida Digna, a la que tienen derecho y que por más de 500 años se les ha negado.

Ellas, ellos, ellexs, con tropiezos, con errores, con alegría, con un profundo Amor,  la han construido sin la intervención de los partidos políticos, ni los gobiernos del color que sea, pues estos son el problema. El sistema de partidos que nos gobierna es el problema.
Persecuciones, asesinatos, desapariciones, encarcelamiento con la prefabricación de delitos,…, cerco mediático, militar, paramilitar. Compra de conciencia, divisionismo, orejas…violencia estatal no ha cesado desde ese 1994 en que el estado mexicano y sus casi seis sexenios se han empeñado en doblegar a las comunidades zapatistas, sin que hasta el momento lo hayan logrado.

Con la entrada de Morena al poder federal y su política de “abrazos y no balazos”, la violencia se ha recrudecido en los territorios zapatistas; pues el crimen organizado ha irrumpido en el estado así como los grupos armados llámese: guardia nacional, ejército, marina, paramilitares, policías, agentes de seguridad.

Pero también la violencia llega  con las migajas que esparce el poder a través de los programas sociales que enfrenta a hermanos contra hermanos para poder acceder a los programas sociales; que por obligación deben cumplir los tres niveles de gobierno y que no lo hacen. Es dinero público, no de ningún partido político del color que sea, ni mucho menos de un funcionario público. ES DINERO PÚBLICO. Así los programas sociales tienen el propósito de dividir y enfrentar sin solucionar la problemática social, ni económica que viven los pueblos indígenas.

Las tierras recuperadas que las comunidades zapatistas lograron tras el levantamiento de 1994, son la manzana de la discordia; pues quienes no tienen tierra son alentados por el poder para invadir y así acceder a los programas sociales.

Y es entonces que escuelas, clínicas, zonas de cultivo, tiendas, bodegas…han sido destruidas, quemadas por los grupos paramilitares como la ORCAO, para amedrentar, obligar a las bases de apoyo zapatista a abandonar sus proyectos autogestivos.

Con las tierras recuperadas, las bases de apoyo zapatista han hecho posible la alimentación y con ello una mejor calidad de vida. Pero no sólo eso, les ha permitido no tener que migrar  a Estados Unidos, y en el intento acabar en una fosa clandestina y/o verse privados de su libertad en un campo agrícola donde la paga sólo les permite mal comer y seguir endeudados como en tiempos en que sus abuelas y abuelos sirvieron en las grandes haciendas (y aunque estamos en siglo XXI todavía las hay), donde los capataces y las guardias rurales les infringían castigos que terminaban en la muerte o marcados cual ganado.

Las tierras recuperadas pagadas con trabajo y sangre de generaciones vuelven a ser botín, despojo, promovido desde los programas gubernamentales,  la mano que violenta. Las comunidades vuelven a dejar sus lugares y quienes se quedan están en grave riesgo.

Trabajo y organización de mujeres, niñas, niños,  hombres y otrexs vuelve a ser reducido a escombros. La corrupción y la impunidad vuelven a maquillar los datos y los hechos.

“Chiapas es uno de los estados más seguros”, así lo declaran los políticos de los diferentes partidos.

Lo cierto es que para quienes viven en la zozobra y la inseguridad la realidad es otra.

En territorios zapatistas las, los, lexs, decidieron erradicar el consumo de bebidas embriagantes, el consumo de drogas, la prostitución,… en territorios zapatistas no hay feminicidios. La seguridad es fruto entre otros, de la organización y su gran respeto por la Vida. La de los seres humanos y la del entorno.

Es contrastante la realidad en territorios zapatistas con el resto de México, donde los feminicidios es una llaga más que marca al territorio nacional.

México, país  donde se venera a una diosa, la Madre de las, los, lexs mexicanos “La Guadalupana”, las mujeres son violentadas día a día. Los feminicidios no distinguen ni clases sociales, ni edades. El aumento de los casos es alarmante.  La corrupción y la impunidad hecha gobierno han impedido solucionar el problema. Ni aunque el poder se vista de mujer esto ha sido posible. Muchas mujeres ocupan cargos públicos hoy en día e incluso para las próximas elecciones son dos las mujeres que van a la contienda;  pero la política y los vicios son los mismos que cuando los ocupaban sus pares hombres.  El sistema de partidos que nos gobierna es el problema. Corrupción e Impunidad.

40 años de la fundación del EZLN, 30 años del levantamiento zapatista, 20 años de la construcción de los caracoles.  Pero en realidad son más de 500 años en que los pueblos originarios de raíz maya vienen Resistiendo, Compartiendo, Rebelándose, Escuchando. Nunca se han negado a dialogar con los gobiernos, pero más de 500 años han sabido que de ellos sólo han recibido violencia, engaño, promesas, mentiras,…muerte.

Por eso esa lucecita que con su sangre encendieron les ha llevado pacientemente a construir. Han sido abiertos al diálogo pero ya no con los gobiernos, ni con quienes les desprecian. Han convocado, han compartido sus experiencias y han sumado manos y sueños con otras, otros, otrexs que como ellas, ellos y ellexs sueñan y van construyendo un Mundo Posible.

Porque se han comprometido a que en un futuro no lejano sea posible vivir sin Violencia. Sin capitalismo machista-misógino-patriarcal.

Sus demandas que años atrás pidieron no sólo para ellos sino para TODOS los mexicanos,  siguen vigentes:

Tierra (“en común”), Justicia, Educación, Libertad, Vivienda, Salud, Trabajo, Alimentación, Democracia, Cultura, Paz, Independencia, Información.

Las han caminado, las han construido según sus necesidades y acuerdos.  Con Organización con Trabajo y con sus siete principios del Mandar Obedeciendo:

  1. Obedecer y no mandar.
  2. Representar y no suplantar
  3. Bajar y no subir
  4. Servir y no servirse
  5. Convencer y no vencer
  6. Construir y no destruir
  7. Proponer y no imponer.

40, 30,20,…500 años de imaginar lo han hecho posible.

La lucecita sigue encendida porque la Digna Rebeldía  no se ha doblegado ni vendido. El Amor por la Vida es lo que ellas, ellos, ellexs.  Sin líderes, sin partidos políticos, sin narcogobiernos, sin “intelectuales orgánicos… siguen aprendiendo, siguen organizándose con una profunda moral, y Amor, pues quieren heredar  “Vida en Común”.

 

Vivan los pueblos Comunidades Zapatistas!

Vivan los pueblos Autónomos y Rebeldes!

No a la guerra! Sí a la Vida!

¡Ni perdón! ¡Ni olvido!

¡Hasta que la dignidad y la justicia se hagan costumbre!

 

3 de enero de 2024