Por Claudia Torres, Mujeres y la Sexta

Mujeresyla6a@gmail.com

 

En el comunicado emitido en 20 partes por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, desde octubre hasta diciembre de 2023, nos comparten la propuesta de “Lo común” y de “la NO propiedad”.  Esta iniciativa es profundamente rebelde y subversiva puesto que ataca al núcleo del capitalismo que es la propiedad privada de la Madre Tierra y del agua.

Ya existe la experiencia comprobada del logro del cambio de las Mujeres Zapatistas o, como se hacen llamar, “como mujeres que luchamos que somos”, y señalan al trabajo colectivo como la tierra fértil para el cambio, la base material que hizo posible el cambio  en la independencia de  su economía.  El trabajo organizado que no tenía como destino el bienestar individual, sino el del grupo.

Nos cuentan que la propuesta íntegra del Colectivo de dirección organizativa zapatista -toda ella de sangre indígena de raíz maya- ya  fue sometida a la consulta con todos los pueblos y aprobada.

La propuesta es, en resumen: “Establecer extensiones de la tierra recuperada durante la guerra como “el común”, es decir, sin propiedad, ni privada, ni ejidal, ni comunal, ni federal, ni estatal, ni empresarial, ni nada.”  Una no propiedad de la tierra, una tierra sin papeles. La tierra es de nadie o de todos, lo que hay son pueblos que trabajan las tierras y las defienden.

Tiene que haber acuerdo entre los pobladores, tienen que hablar entre ellos, no con los malos gobiernos.

Se propone que se trabaje en común por turnos, sin importar qué partido eres, o qué religión, o qué color, o qué tamaño, o que género eres.

Habrá reglas sencillas acordadas entre los pobladores: no cultivar drogas, no vender la tierra, no permitir la entrada de ninguna empresa ni industria. Quedan excluídos los paramilitares. El producto del trabajo de esas tierras es de quienes  laboren en el tiempo acordado. No hay impuestos ni pago de diezmos. Cada instalación que se construya queda para el siguiente grupo. Se llevan sólo el producto de su trabajo.

Los zapatistas dicen que lo que hicieron es proporcionar un camino para poder cruzar la tormenta y llegar con bien al otro lado. Y no hacer ese camino solos como zapatistas sino juntos como pueblos originarios que somos.

Sobre la propuesta de lo común saldrán más propuestas de salud, educación, justicia, gobierno, de vida.

Describen a la tormenta en dos formas: la naturaleza que responde ante las empresas que dañan la tierra y el rompimiento del tejido social que provoca la violencia. El sistema está enfermo y no tiene remedio, ahora se premia el mal y se castiga la bondad, como la persecución, prisión y asesinato de defensores de la tierra. Mencionan el ejemplo del asesinato del hermano Samir Flores Soberanes que defendía la vida.  Por eso,  hay que buscar el camino por otro lado, no con los malos gobiernos ni con las empresas, porque el capitalismo no se va a rendir de explotar.

No se necesita una religión, ciencia ni ideología para entender quiénes provocan la tormenta; basta mirar, escuchar y sentir para darse cuenta de esa podredumbre de la humanidad, del sistema. Tenemos que cruzar la tormenta, cruzar del otro lado. Sobrevivir.

En la travesía por la vida, dicen, vieron la mentira de la civilización occidental, del progreso y vieron dos cosas: a dónde se encamina la tormenta si no hacemos nada y lo que están construyendo otras rebeldías organizadas que -como nosotros- también ven la tormenta.

Gracias a esos pueblos hermanos pudimos ampliar la mirada, hacerla más ancha, no solo mirar más lejos sino más cosas. Más mundo, pues.

No siempre hubo oscuridad, muerte y destrucción, revisaron la historia de sus antepasados, con sus mayores y determinaron que la causa es la propiedad privada, que un papel que conceden los malos gobiernos divide pueblos y familias. La tierra no debe pedacearse.  Así que la propuesta va por “lo común” y la NO propiedad”

Para que Sembrando Vida dejen de sembrar muerte con sus limosnas  y que las empresas dejen de despojar para hacer sus megaproyectos.  Ese papel que dan los malos gobiernos, que da derecho sobre la tierra, en realidad la vuelve mercancía, es como una etiqueta.

Unas hectáreas de estas tierras recuperadas destinadas al trabajo colectivo se van a proponer para los hermanos de otras geografías del mundo. Va a ser como una compartición de la práctica, cada cual enseñará sus conocimientos de cómo trabajar la tierra y de sus tiempos.

El “común mundial” es la compartición de historias, de conocimientos, de luchas. O sea que, sigue el viaje por la vida. Por la lucha pues.

También dijo el Subcomandante Insurgente Moisés en su discurso de media noche, en el 30 aniversario del levantamiento armado: “La propiedad debe ser del pueblo y común, y el pueblo tiene que gobernarse a sí mismo.”

“Compañeras y compañeros Bases de Apoyo estamos comprometidos, ahora. Estamos solos como hace 30 años y solos hemos descubierto ese nuevo camino común que vamos a seguir”.   Aún nos hace falta  que nos demuestren nuestras hermanas y hermanos del Congreso Nacional Indígena y del Pueblo de México si están de acuerdo con la propuesta.  Como aquí estamos y aquí vivimos, vamos a ir viendo y vamos a ir conociendo quién . Esa es nuestra tarea que vamos a estar haciendo a lo largo de estos años. El Pueblo manda y el Gobierno obedece.  Y los medios de producción son en común y es el Pueblo el que manda.

Los medios de producción son en común y es el pueblo el que va a ver.

Y en las representaciones teatrales de las bases de apoyo en Dolores Hidalgo fue recurrente el tema de que para que lo común funcione debe construirse una ética colectiva, del bien común, basada en el diálogo.

Nos toca dar la respuesta de si aceptamos la propuesta y si vamos a ir a aprender-enseñar a labrar la tierra y de cómo vivir.  ¿o cómo nos estamos preparando para enfrentar la tormenta y sobrevivir?

¡Libertad inmediata e incondicional de José Díaz, Base de apoyo del EZLN!