Contexto Venezolano (2da parte)

El éxodo venezolano es hoy el acontecimiento continental más relevante en la vida social y económica de Latinoamérica. Su enorme impacto y su instrumentalización por parte de los poderes económicos y los estados, merece que escuchemos con atención su experiencia y su historia.

Esta la segunda parte de una conversación con Juan Carlos La Rosa, activista territorial, versador y amplio conocedor del contexto indígena y social en Venezuela.


Tendríamos que aprender escuchando lo que pasó en San José de Apartadó, lo que pasa en todo el Cauca, en el Amazonas colombiano, en la Arauca de donde tenemos algún aprendizaje propio y en la frontera al norte de Santander; sólo con Colombia bastaría, pero mira todo lo que nos enseña México de cómo seguir vivos, cómo sobrevivir a las violencias y construir alternativa. De todo se aprende, hasta de equivocarse.

El pueblo Pemón en Venezuela es el único que tiene un gobierno que se preocupa de los asuntos internos. El resto de pueblos de los gobiernos o de lo que podrían decirse la representación indígena en Venezuela, excepto algo que ocurre al interior del mundo Wayuu, la mayor parte de lo que sucede organizativamente existe para relacionarse con los gobiernos y con las operadoras multilaterales, pero no con sus propios pueblos.

Son estructuras de representación completamente débiles. Algunas completamente cooptadas por el estado en estos años y las que no, resisten desde esa debilidad. El pueblo uwottujá está intentado crear su propio sistema de defensa, por ejemplo.

Pero en Venezuela algo parecido a lo que hemos conocido en el Cauca, no existe; o lo que sucede en Cherán o en el sur de Chiapas, no sucede en Venezuela. Excepto en el territorio Pemón, y fue una oleada de mucha fuerza producto de esa decisión que tomaron tan difícil en lo económico, pero que ninguno de nosotros se lo condenamos en la actual situación. Pese a que decimos, como sus mayores: hay que tener en observación todo lo que nos pasa para aprender.

Una cosa que es difícil de entender a quien ve de manera muy lineal las confrontaciones por los territorios es que todas las confrontaciones tienen niveles de negociación y niveles de diálogo, incluso con quien se opone totalmente. O sea, tú no puedes sobrevivir haciendo la guerra permanente como en una película norteamericana.

Y la mayor parte de los procesos tiene que ver con diálogo. Esos diálogos hacen que cualquier gobierno indígena tenga gente que piensa de una manera o de otra, y gente más cercana a aceptar unas cosas y otras que no.

 

A mi me fascina que Lisa Henrito, la única mujer en el consejo Pemón, sea además una mujer que tenga tanto criterio propio e independiente. Igual que el grupo de hombres y mujeres que la acompañan, los guardias que dirigen el proceso de defensa del territorio Maurak, pero hay mucho valor en los que no piensan como ella y de todo estamos aprendiendo.

Tienen su presupuesto propio, construido y eso les ha permitido hacer unas mejoras en salud, tener su propia escolaridad aunque todavía sigue siendo un conflicto qué tipo de educación deben tener. Eso está en debate, pero está sucediendo. No es una teoría, es una experiencia concreta para rehacerse y seguir siendo pemón.

 

Sobre el Essequibo

No creo que haya decisiones políticas tomadas sobre el actual conflicto, todos ellos están muy preocupados por saber qué deben hacer ahora frente a esa oleada propagandística, que para ellos no es propaganda. Porque lo que es palabra en Caracas o Georgetown  es una realidad que pone en riesgo vidas, solo con decirlas en la capital se ponen vidas en riesgo a la siguiente hora en el territorio. Eso les cuesta comprender a los capitalinos de todas partes.

Decir que alguien es un criminal, es un perseguido o que cometió un delito significa una condena a muerte en el territorio, porque siempre hay gente que quiere hacer justicia por un pago y el estado ha dado tan buena paga en esas experiencias contra los pueblos que ya sabemos qué pasa pues.

Hace poco pasó eso con Sabino Romero. Así murió hace poco uno de nuestros jefes caribes de resistencia. El asunto es que así murieron muchos hombres y mujeres en la resistencia contra el tendido eléctrico hacia Brasil que terminó instalando el gobierno venezolano. La resistencia pemón tuvo que dar vidas y sin embargo no pudieron pararlo. Eran muy débiles aún; tal vez ahora podrían dar una mejor batalla.

Sin embargo, realmente ninguno de esos pueblos quiere hacer la guerra ni quiere ser parte de un conflicto bélico.

El ejército ha construido brigadas militares pemón y algunos dicen: vamos a meter hombres en la milicia para que se relajen las tensiones. Y así ha ido funcionando.

La infantería de selva tiene hace años escuadras indígenas. Incluso usan una lengua indígena  para la comunicación táctica y esas cosas.

Pero fíjate, como anecdota, que cuando Sabino Romero cae preso, en el otro lado del país, en la sierra del Perijá, lo aíslan y lo mantienen incomunicado en el cuartel de caribes que son comandos especiales que tienen una base antisubversiva en Perijá y el nombre de la tropa es Caribes, como decir boinas verdes pero estas son caribes, y en ese sitio no sólo aislaron a Sabino Alexander y Olegario, y no permitieron que las defensas tuvieran acceso fácil, sino que además cada vez que las mujeres yukpa caribe iban a visitar a su compañero sufrían de abusos e intentos de violación que están denunciados en la fiscalía general de la república, por todos nosotros y por ellas.

Entonces esa es la cultura de toda esa nominalidad militarista.

Pregunta de Javier Antonio Arbeláez, custodio de semillas, desde el Quindío, Colombia:

En la guajira colombiana se habla de mucha población yukpa que están hoy en lo que se conoce la guajira colombiana y son parte de un conflicto que tiene este país con toda esa población guajira, muriéndose de hambre, con el cambio climático acentuando esos desiertos, con la minería del carbón, con los puertos cerrados, con los sitios sagrados controlados a los que no dejan que llegue la población wayuu. Un montón de problemas que se están acrecentando por una población que había vivido más en Venezuela y que hoy se encuentran en territorio colombiano.

Un plan para vaciar los territorios

Ese desplazamiento es parte de los 7 millones de venezolanos que están repartidos en todo el continente y otras partes del mundo.

Venezuela tiene más o menos unos 13 años que no ofrece cifras claras poblacionales, o sea del descenso poblacional, de tasas de mortalidad, de alimentación, de nada. Eso se ha convertido en una especie de caja negra. Es que ofrecer cifras, sería evidenciar lo que otra gente ha podido contar y que tiene que ver con la cantidad de venezolanos y venezolanas que se han desplazado.

En el país petrolero de Venezuela siempre hubo hambre, pero nadie la verbalizaba, y eso ha hecho que pasen cosas como que la gente salga del país por hambre pero en la entrevista a una agencia internacional dice “es que no hay papel higiénico, no hay toallas sanitarias, no se consigue la ropa, zapatos”, y nadie menciona que no están comiendo. Excepto cuando les hacen el examen y se evidencia desnutrición o alimentación no apropiada.

Estamos hablando de gente que siempre vivió en pobreza y que pudiera tener niveles de resistencia por costumbre, así como de gente de clase media que nunca había sentido esa vaina de no comer tres veces al día, de no comer carne a diario. Ese  venezolano todavía se ve a sí mismo, y no logra verse en el espejo de los demás.

Si eso les pasa a los venezolanos, qué no le puede pasar a un pueblo que fue condenado por el desplazamiento ganadero, el desplazamiento petrolero y minero, condenados al hambre y a encaramarse en una montaña donde los misioneros capuchinos les ofrecieron sembrar café y a vuelta de 30 años habían deforestado las faldas de la sierra con el café.

Una vez que llega el gobierno de Hugo Chávez comienza a haber dinero a cántaros para el café, pero sin ningún control, y se arruina la industria del café yukpa, que no era una industria todavía y donde había que hacer mucho. Si es que esa era una manera, había que hacer un enorme desarrollo técnico para que cambiara el proceso cultural.

Lo que hicieron fue pervertir porque lo fundamental con esas ayudas para el café yukpa era quebrar la resistencia yukpa al despojo territorial; porque debajo de ese café y en lo que queda de territorio hay carbón, hay coltán, hay fósforo, y probablemente haya uranio.

En el territorio barí venezolano seguro que también hay uranio y hay petróleo. Por supuesto que los barí evitaron entre 1900  y 1954 su explotación en una guerra muy larga contra el estado venezolano. Sin conocer la electricidad lograron resistir con más de la tercera parte de la población barí que murió en esa guerra.

Esa es la realidad y esos yukpas son los que van allá para la Guajira colombiana.

Para el pueblo arahuac, para cualquier pueblo arahuac, es un problema encontrarse con el pueblo caribe, eso es histórico. Entonces imagínate lo difícil que es, en toda esta escasez producida por la minería, la presencia de los yukpa allí, desplazados, en territorio wayuu.

¿Tú crees que fue una estrategia vaciar el país para ocupar los territorios?

Pareciera una tremendura pero ya no es exagerado asegurarlo. De hecho ha distendido el conflicto económico venezolano. La asistencia alimentaria en Venezuela que recibimos, o no recibimos todos, no es realmente una asistencia alimentaria, es como un placebo, es un control por hambre.

Lo que se llama, CLAC, Comités Locales de Abastecimiento y Producción, de producción no tienen nada.

A mi casa puede llegar un paquete de harina precocida. Ese paquete, yo lo puedo cambiar a la media hora que lo recibo por cambures, por tomate, por bananas que pasa alguien cambiándomelas por la harina. Esa harina que se llevan los camiones se la vuelven a vender a unos grupos irregulares que luego se las vuelven a vender al gobierno y el gobierno las vuelve a meter en la bolsa y nos la envían.

O sea, que una harina puede pasar unas doce veces por mi casa, la misma harina, y nadie se la come, hasta que un problema sanitario hace que sea imposible de digerir.

La calidad de esa asistencia es terrible y empeora en las zonas rurales. Más esporádicas. No hay ahí como decir vamos a darle a esta familia que tiene tantos niños en edad de crecimiento tanta comida. Eso no pasa. Cualquiera recibe lo mismo. Sólo la viveza puede ayudar para que eso sirva más o menos para algo, estamos hablando de puros carbohidratos.

Entonces es muy doloroso todo el tema de la propaganda que oculta todo eso.

Los yukpa fueron condenados al hambre por el desplazamiento. Por un sistema que se llama plan yukpa. Que es un subplan de un plan militar llamado plan Perijá.

Este plan yukpa tenía como objetivo fundamental quebrar la resistencia del pueblo barí en la defensa y recuperación de sus territorios y, bueno, termina teniendo como un gran éxito la muerte de Sabino Romero a manos de unos funcionarios activos de los cuerpos de seguridad del estado, policías y militares, que no fueron presentados así en los tribunales sino como sicarios.

Este plan yukpa creó territorios que son un poco más atrasados que cualquier reservación o cualquier sistema administrativo de un estado para relacionarse con los pueblos indígenas. En Colombia tienen un nombre, en Estados Unidos se llaman reservaciones.

Eso no existía en Venezuela, eran territorios en reclamación y ya.

Cuando llega el gobierno de Hugo Chávez crean con el plan yukpa los llamados centros piloto, que son zonas económicas para que se levanten las poblaciones. Nombran un jefe con un excelente sueldo y lo ponen de cacique, y le ponen ese nombre de cacique. El funcionario se llama cacique, que es el jefe absoluto y es nombrado por el gobierno. Donde hay resistencia de no aceptar un cacique impuesto, les ofrecen unas elecciones y comienza el juego electoral para meter votos de otro lado, para matar, para derrotar, como sucedió en el Tocuco que era un sector, una cuenca yukpa fuerte, que se defendió de perder su autonomía.

Y cuando no pueden controlar por esa vía viene el sicariato. Así muere Sabino Romero y 74 compañeros más. Entonces es muy duro ver al yukpa ahorita, convertido en un mendigo en Colombia, y de otros pueblos indígenas de lo que se llama Venezuela, pero es muy duro también verlos aquí.

En Maracaibo, por ejemplo, que es una ciudad petrolera, el racismo cultural contra los yukpa es terrible. En Maracaibo ha habido varias protestas yukpa, por varios procesos que pasaron allí, muy difíciles, que tenían que ver con un mal manejo del gobierno sobre la compra venta de la artesanía yukpa, que es uno de los pocos mecanismos de subsistencia de las organizaciones de mujeres que hay.

Entonces para evitar que los yukpa fueran a Caracas el gobierno les ofreció comprarles en Maracaibo toda la artesanía que produzcan. Resulta que los yukpa se aparecieron con 12 mil dólares de mercancía, después fueron 20 mil, después fueron 100 mil dólares.

Y eso colapsó, por supuesto, el presupuesto que es para propaganda que tiene el ministerio de asuntos indígenas. Ministerio del Poder Popular para los Pueblos Indígenas, ese es el nombre pomposo. Bueno, colapso y comenzó un conflicto. Tomas, represión, cierre de carreteras porque el gobierno había incumplido la promesa. Acusaciones de que los yukpa estaban revendiendo artesanías. Algunos decían: todos los venezolanos ahora somos revendedores de algo para poder sobrevivir, ¿de qué están hablando?

Bueno, eso costó que entráramos en las carpetas, como se dice aquí, por meternos en el conflicto yukpa.

Pero sin embargo ya desde hace 15 años, algunos grupos tienen 20 años, hay yukpas en la ciudad de Maracaibo que viven a las orillas de las autopistas, de las carreteras, en rancherías que se caen en la noche, que están mal hechas, que están para cubrirse del sol, o algo de lluvia. Y viven allí.

Y sobreviven de la mendicidad la mayor parte de ellos. Esa población creció con la crisis y hay bandas criminales en la ciudad que usan a los yukpas como un mecanismo para hacer extorsión. Eso es bastante probable. Yo no te puedo decir que lo conozco, pero lo intuyo porque sé que hay bandas y sé que hay yukpas en situación de hambre.

Eso puede suceder mañana en Colombia y donde suceda, todos van a odiar a los yukpas.

Hay gaitas, que es la música del maracucho del centro, en contra de los yukpa. Hay memes en contra de los yukpa. Y el machique del racismo es casi de exterminio pues.

Estamos hablando de maracuchos que tienen que hacer 48 horas de cola para llenar un tanque de gasolina. Eso no ocurre en Caracas porque en Caracas se cuida la estabilidad, porque en Caracas puede caer un gobierno. Pero en Maracaibo que importa que la gente pase trabajo. Ese maracucho blanco, mestizo, odia a los yukpa.

El desplazamiento en relación al extractivismo

Todos los pueblos indígenas se pueden relacionar con eso.

En el sur es obvio. Hay gente que se desplaza hacia el sur.

La minería está en todo. Está en la convocatoria de que te vayas al sur a trabajar al destajo en las minas como casi esclavo. Te sometes a esa humillación y te ganas un dinero que no te  vas a ganar nunca.

Y no sólo como minero, sino todos los negocios periféricos. Puedes ayudar a cargar bidones de gasolina, puedes mover ilícitos, droga. Está, por supuesto, la trata de hombres y mujeres que son un servicio que parece fundamental en los campos mineros.

Todo sirve. Hasta la venta de comida en las esquinas, en los terminales. Vender pasteles en la calle da más en la zona minera.

Pero también la gente que se va del sur huyendo de eso, es desplazada. Hay gente que se desplaza al sur, y hay gente que se desplaza del sur hacia Brasil, hacia Guyana. Ya allá no quieren más venezolanos, indígenas o no indígenas.

Y, por supuesto, hay gente que se ve afectada cuando llegan estos desplazamientos. Y todo tiene que ver con el extractivismo.

En Perijá todavía no se ha podido explotar una mina pero todo el proceso está apostando a la larga a desplazar a la gente de su territorio.

La hazaña de cómo se ha desmantelado la resistencia y la dignidad del pueblo yukpa no es explicable diciendo seguridad nacional, alianza con la guerrilla o vinculación con bandas criminales. Todo eso se ha dicho pero nada de eso se sostiene. Y sólo es explicable porque el estado tiene un plan que no confiesa o sí confiesa. Porque si tú ves el plan patria tiene un capítulo que se llama salvar el mundo. El quinto objetivo del plan patria. Uno dice, coño, que ecológico que es el chavismo, qué bueno que haya un gobierno latinoamericano así. Pero hay que leer el objetivo 1, 2, 3 y el 4.

Tú no sabes cómo se va a salvar el mundo en el objetivo 5, sólo sabes que alguien quiere salvarlo pero no sabes cómo. Pero del 1 al 4 si se explica cómo se va a destruir toda la amazonia venezolana, y como se va a explotar carbón en todos lados, y como Venezuela es una gran mina. No solamente el sur.

Eso está explicadito. Además se habla de concesiones y de la gente a la que se le va a entregar. Es una cosa que está escrito como un documento de consideraciones y se vuelve pasmosamente específico cuando se habla de la importancia de la minería como motor del desarrollo, ese es el nombre que se usa: el gran motor.

Entonces ¿Cómo entender lo que pasa sin ver esas contradicciones? ¿Cómo entender nuestra tragedia?

 

La esperanza está en la comunidad

Yo soy un activista territorial. Alguien que hace cosas en su lugar.

Me he visto obligado a comprender lo que te he estado contando porque en la comunidad alguien tiene que ver siempre más allá, alguien tiene que ver todo lo que pasó y puede pasar, y tal vez mi edad ya me permite ocupar ese lugar que han ocupado otros mayores antes que yo.

Lo fundamental es que la esperanza está en una escala distinta a la idea del estado nacional venezolano, del estado y del gobierno. Esa escala de una soberanía llamada Venezuela es sólo comprensible desde el extractivismo. Primero del cacao, el guano, el café, y las grandes industrias que han significado esta administración de explotación.

Hay un intelectual venezolano, muy de ciudad, muy caraqueño, José Ignacio Carua, y él decía, hablando de Caracas decía: “Conviene recordar que este es un lugar de paso al norte de una empresa.” Y eso es Venezuela.

Venezuela tiene cosas muy distintas a esas, paradigmas muy distintos, pero no están en ese constructo que es una escala y que se ha sostenido siempre desde un extractivismo, desde un despojo, desde una opresión que es la escala de Venezuela.

Hay maneras de vivir, culturas ancestrales, unos acervos de biodiversidad y semillas que son fundamentales y que conviven con la gente como seres vivos, que no son recursos.

Hay algo que es fundamental, para decirlo en términos que lo pueda entender cualquier militante altermundista: hay que cambiar el modelo y el modelo debe cambiar las escalas de lucha.

Yo estoy en un grupo con compañeros a quienes respeto mucho y están metidos en las escuelas vinculadas a cuencas hidrográficas, a cuencas fluviales del país, para tratar de que en las escuelas se hable desde la cultura del agua, que es fundamental y que Venezuela tiene mucho. El ministerio de educación les ha permitido estar allí y lo que hacen es dificilísimo, eso de entrar a las escuelas, porque el estado niega la entrada de la comunidad a las escuelas.

Pero en las últimas dos semanas tiene un nacionalismo muy declarativo. Nuestro equipo ha tenido que hacer silencio porque ellos están hablando del Essequibo. Que mira el nuevo mapa venezolano y no sé qué. Porque ahora resulta que han sacado un mapa incluyendo la zona del Essequibo. Es propaganda pues.

Gente como nosotros, de “El agua nos une” o “Wainjirawa”, creamos otros esquemas educativos distintos a la escuela que tienen que ver con cómo nos educábamos antes, volver a verlo y repensarlo para este momento porque no lo podemos hacer exactamente como lo hacían los abuelos. Pero podemos recordarlo e inventar una nueva manera para intentar seguir siendo nosotros; en todo caso, no puede ser la escuela.

La escuela te dice que es una vergüenza que sigas siendo campesino o indígena como tu papá, aunque haga discursos ambientalistas o indigenistas.

Intentaron hacer eso en la escuela un simulacro electoral para votar por las 5 preguntas de Essequibo, la mayor parte nos negamos.

Ese referéndum no lo entendió nadie y si te pones a entender las preguntas te das cuenta que nos puede conducir a una trampa guerrerista de la que es difícil salir como pueblo, porque el gobierno basta que se monte en un avión y se vaya, pero el pueblo es el que sufre.

 

Además, está el asunto de que es imposible que en el referéndum hayan votado 10 millones. Podría haber duda de si estamos aquí todavía 10 millones, es probable que estemos, pero no que votemos. ¿Cómo es eso que de repente todo el mundo mira a la gesta nacionalista del gobierno, todo el mundo sabe qué es el Esequibo?

Eso quiere decir que, aparte del montaje electoral hecho por el organismo electoral oficial, ¿quién puede tener ahora esperanza de que haya elecciones libres en este país? Nadie. Es una desmotivación para quien pueda poner las esperanzas en el voto. Pero donde hay que poner las esperanzas es en la relación con la tierra. Hay muchas posibilidades ahí, hay mucha gente haciendo cosas y no la vemos. Ojalá hubiera medios para mostrar lo que hacemos, que intentamos hacer las cosas de otra manera, en un lugar que está en el olvido pero que existe y estamos allí.

Tampoco podemos inventar grandes soluciones para las grandes mayorías, la única posibilidad que tenemos como pueblo, para salvarnos, es decidir salvarnos nosotros mismos. Nadie nos va a venir a salvar y eso no se trabaja desde las mayorías, se trabaja desde la organización. En las mayorías, pero no para la mayoría. Esa es una perversión de los estados rentistas y mineros.

Uno tiene que salir a salvarse, no individualmente, como pueblo, pero salir a salvarse.