Por Matilde Ortuño

Reseña de la Cuarta Asamblea  Nacional por el Agua y la Vida

Los pasados días 23 y 24 de marzo del presente año se llevó a cabo la cuarta Asamblea Nacional por el Agua y la Vida en el pueblo de La Magdalena Tlaltelulco, Tlaxcala, lugar que se encuentra en las faldas de la “Matlalcuéyetl” monte sagrado que provee de agua y vida a los pueblos aledaños. Monte que está en disputa por el crimen organizado y el gobierno que lucra con la tala y castiga a quien lucha por defender el bosque.

La espiritualidad de los pueblos, siempre presente en la defensa del territorio, se manifestó al iniciar los trabajos con la participación de los fiscales (autoridades tradicionales) del pueblo quienes dieron la bienvenida a las más de 500 personas que asistieron a la Asamblea.

Posteriormente, y como se hace en las comunidades tradicionalmente, se hizo el cambio de cargo, representantes de las sedes de las tres asambleas anteriores entregaron un símbolo a los pueblos anfitriones: una bandera negra con una estrella roja al centro, que, según palabras de los pueblos, representa la vida y la resistencia.

Así comenzaron los trabajos de análisis, escucha, reconocimiento y toma de acuerdos que esta Asamblea llama con la urgencia que merece la guerra contra la vida que se vive en cada territorio del país, y, como se vio en esta ocasión, también en otros países, ya que asistieron personas de 12 países,  quienes sintieron el llamado a la organización que este espacio de los pueblos lanza aproximadamente cada 6 meses.

Recordando que esta Asamblea es una iniciativa que nace del Congreso Nacional Indígena, se rige bajo los mismos principios del llamado “Mandar obedeciendo” que propone y pone en práctica el Ejército Zapatista de Liberación Nacional: servir y no servirse; representar y no suplantar; construir y no destruir; obedecer y no mandar; proponer y no imponer; convencer y no vencer; bajar y no subir. Así también, se escuchó reiteradas veces el énfasis en declarar esta asamblea como “anticapitalista, antipartidista, antipatriarcal, autónoma y autogestiva”.

¿Por qué retomar y poner al frente estos principios?, justamente en los análisis escuchados en las diferentes mesas de trabajo, resumidos en la declaración por el agua y la vida, publicada el 27 de marzo como resultado de los trabajos de la asamblea, da cuenta de la diversidad de formas en que el Estado y el capitalismo han intentado cooptar, confundir y dividir a los pueblos y comunidades que defienden su territorio, esto como parte de una estrategia mayor que en algunos lugares ha llegado a niveles de violencia estatal y criminal tan fuertes como las desapariciones, tortura y asesinato, como es el caso de los normalistas de Ayotzinapa, los defensores del territorio Ricardo Lagunes y Ricardo Díaz y el siempre presente, Samir Flores Soberanes. La importancia de ejercer estos principios y declararse por la construcción de la autonomía como única forma para responder a esta guerra por el agua y contra la vida, hace que las diferentes luchas que, silenciadas por el Estado y los medios de comunicación oficiales, encuentren un espacio donde hacer eco a sus denuncias. Por ello en la Declaración por el Agua y la vida se recogen 60 denuncias de pueblos, comunidades, organizaciones y colectivos que han sido violentadas, despojadas, reprimidas, encarceladas, asesinados sus ríos, sus tierras y sus compañeros.

Una de estas denuncias se presentó en la plenaria inaugural, el caso de los 43 normalistas de Ayotzinapa, desaparecidos en el año 2014 por, según denuncian los padres de los estudiantes, el ejército y todo el aparato del Estado. En recientes fechas los padres han buscado reunirse con el actual mandatario de México, Andrés Manuel López Obrador, con el objetivo de exigir la presentación de más de 800 documentos de la Secretaría de Defensa Nacional que contienen información de gran relevancia para dar con el paradero de los normalistas. Sin embargo, del mencionado sólo han recibido desprecio, represión e intentos de división. Pero los padres siguen firmes en la lucha por la verdad y por la búsqueda de sus hijos, por ello anunciaron en esta asamblea que seguirán en pie de lucha y que sus pasos serán más radicales ante la indiferencia y desprecio del gobierno.

En los análisis llevados a cabo tanto en plenaria inaugural como en las mesas de trabajo en el centro está la vida amenazada. En la apertura escuchamos las voces de Carlos González, del Congreso Nacional Indígena, quien hace un llamado a preguntarnos cómo nos vamos a organizar, detallando el grave problema de la privatización del agua disfrazada de concesiones otorgadas por la Comisión Nacional del Agua, que desde su nacimiento ha provocado sequía y escasez de agua tras entregar, sin tapujos, el líquido vital a la explotación industrial.

La representación de las sedes anteriores de la Asamblea, hizo hincapié en la importancia de la autocrítica colectiva para prepararse ante el presente e inminente recrudecimiento de la guerra capitalista contra la vida toda. La presencia de la Unión Popular de Vendedores Ambulantes, 28 de octubre, haciendo un llamado a unirse por la defensa del agua, es de suma importancia, pues muestra que la lucha por el agua y la vida no solamente es de los pueblos campesinos, también los sectores populares atienden el llamado a la organización.

Las mesas de trabajo en torno a la militarización; planes de reordenamiento territorial como formas de despojo; la destrucción y despojo de los bosques; la autonomía como alternativa ante las leyes que entregan el territorio a la industria y el crimen; la participación de las mujeres en la defensa del territorio y el llamado a construir el Común, propuesta que comparten desde la autonomía las comunidades base de apoyo zapatista y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional; contaron con una gran diversidad de participantes, que desde sus distintas experiencias y problemáticas, analizaron y vislumbraron el horizonte, sí de guerra por parte de los pueblos pero, más de esperanza y organización por la defensa de la vida.

En la declaración por el agua, la tierra y la vida se anunció también la sede de la quinta asamblea nacional por el Agua y la vida: La Casa de los Pueblos y comunidades indígenas “Samir Flores Soberanes” desde donde se organiza la Comunidad Otomí Residente en la  Ciudad de México, que al igual que esta última sesión de la Asamblea, nos enseñan lo que significa abrazar a todas las luchas, no dejarnos solos en la defensa del territorio, acompañar con el cuerpo y la organización a aquellos a quienes el Estado reprime y a quienes con el paso del tiempo se han quedado cada vez más solos.

En esta Asamblea se escucha un “¡Basta! Ni una lucha aislada más, la solidaridad no sólo en palabras sino en hechos”.

Por ello, desde la Asamblea Nacional por el Agua y la vida se pronuncia también el repudio a la guerra de exterminio contra el pueblo de Palestina y la exigencia por la libertad de los defensores del territorio, castigados por ejercer la autodeterminación: Saúl Rosales Meléndez (Tlaxcala), José Días (base de apoyo zapatista), Alfredo Bolaños, Fernando Gavito, Francisco Durán, Marcelino Miramón (del pueblo de Eloxochitlán de Flores Magón, Oaxaca); David Hernández (de Puente Madera, Oaxaca),  Manuel Santiz, Agustín Pérez Domínguez, Juan Velasco, Martín Pérez y Agustín Pérez Velasco (de San José Cancuc, Chiapas).

 

Para conocer la Declaración por el Agua y la Vida seguir el siguiente link: https://www.asambleaporelaguaylavida.org/posts/declaracion-en-defensa-del-agua-la-tierra-y-la-vida-4a-asamblea-nacional-por-el-agua-y-la-vida