Francisca Fernández Droguett, “Pancha” Movimiento por las Aguas y los Territorios en Chile
(Tomado de radio K’astajib’al, Foro permanente de solidaridad – Red Alforja)
Me toca hablarles de un tema bastante complejo para nosotras que es este mega incendio donde zonas de Viña del Mar, Valparaíso y Quilpué fueron quemadas. Hasta el momento más de 100 cuerpos han sido identificados pero hay más de 300 desaparecidos a los que probablemente el fuego se los haya llevado. Tenemos una situación de más de 17,000 viviendas quemadas
Por esto se ha planteado que este mega incendio es el segundo más grande en la historia contemporánea después del horror que vivió Australia hace algunos años.
Hay una idea que grafica todo esto y es la categoría de Ecocidio. O sea, que además de genocidios, de muertes de pueblos, como los que están aconteciendo en Palestina, en el Congo o en Kurdistán, hay también políticas de muerte y destrucción de los ecosistemas, de la naturaleza.
Obviamente se imbrica el ecocidio con el genocidio. Por eso es que las compañeras mapuche del Puellmapu, al sur de Argentina, Mujeres por el Buen Vivir, hablan de Terricidio porque son territorios con identidad, con memoria, flora, fauna, espíritus y pueblos.
Entonces es entender la magnitud de un ecocidio y, lo que me parece más fundamental, entender la responsabilidad respecto a la violencia y precarización estructural en Chile porque la intencionalidad no ha sido cuestionada por nadie. Desde el gobierno de turno, el gobierno local, todo el mundo ha dicho “aquí hay intencionalidad.” Está claro que fueron cuatro focos de incendio a la misma hora y con una distancia de 1.7 kilómetros entre un punto y el otro.
Obviamente nosotras desde la defensa de las aguas y los territorios hablamos de una intencionalidad extractivista y allí quisiera darles algunas condicionantes o contextos que dan cuenta de este horror y este ecocidio.
Escasez hídrica y Crisis Climática
Primero, la característica de la región en términos nacionales. Nos cruza una escasez hídrica en Chile, bajo un modelo privatizador de las aguas. La constitución de 1980 generó un Código de Aguas en 1981 en el que el agua se puede comprar, vender, arrendar y hasta hipotecar y eso hace que las grandes empresas y trasnacionales acaparen derechos de agua. Vemos comunidades donde casi todos los derechos de agua los tiene una empresa avícola o una mega minera; y la comunidad no tiene derechos de agua, tiene que abastecerse con camiones cisternas.
Y por otra parte, esto se agudiza con la crisis climática, que hemos visto ya está aumentando por lo menos 2 grados de temperatura. En Chile, específicamente, se ve acentuada en la zona central y la costa marina. O sea, justo en la zona de Valparaíso
Y, ¡ojo! No olvidar que también la crisis climática es producto de un modelo colonial de muerte respecto a la naturaleza en que no todas las personas somos culpables. Son los países centrales sobreindustriales los que generan mayor emisión de gases de efecto invernadero.
Entonces tenemos una situación estructural de escasez hídrica y de crisis climática que ya vuelve el territorio en una bomba de tiempo. Al menos esta última década, los incendios en esa zona se esperan casi todos los años y se han visto intensificados.
Neoliberalismo y Dictadura
Pero, a nivel estructural también, miren la relación con la dictadura y con el neoliberalismo. Con la dictadura civil militar de Augusto Pinochet se creó un decreto ley llamado 701 que, si bien está en pausa, generó el incentivo de la reforestación por monocultivo de Pino y de Eucalipto. Y ustedes sabrán que esos dos tipos de árboles prenden con gran facilidad, además de que secan y degradan el territorio. Justamente estamos en una zona de quebradas y de cerros donde hay pino y eucalipto. Además, es una zona del agronegocio donde se incentivan los monocultivos y los transgénicos. O sea, tenemos otro componente que agudiza la situación.
Por otro lado, en Chile carecemos absolutamente de participación popular en la gestión del territorio y, en general, no existe un ordenamiento territorial en que los pueblos podamos participar. De hecho, es posible que se inicie un juicio frente a algunos municipios porque no estaban vigentes los planes de evacuación ante situaciones de emergencia.
¡Miren! Es una bomba del tiempo: escasez hídrica, crisis climática, eucalipto, pino, monocultivo del transgénico y un ordenamiento territorial inexistente, sin participación, que no se vincula a los otros factores.
El negocio inmobiliario
Y aquí viene la situación más compleja.
Existe una fuerte presión inmobiliaria que ya lleva bastante años, que se ha dado, en general, de manera transversal en zonas urbanas pero que se intensifica en zonas siniestradas porque Chile no tiene ningún tipo de ley que prohíba la construcción de grandes conglomerados de condominios luego de un incendio. Y se ha comprobado en varios juicios la intencionalidad en una serie de incendios para luego construir megaproyectos inmobiliarios, obviamente para gente con privilegios.
O sea, además de todas las otras características estructurales, está el tema de la presión inmobiliaria como un agente constante de presión en una de las zonas más turísticas de Chile. Ustedes recordarán el emblemático festival de Viña del Mar. De hecho, hoy estamos exigiendo que se cancele para que todo ese dinero que se invierte allí, porque es muchísimo lo que se paga a los artistas, se invierta en las viviendas, en la restauración. Hasta el momento no ha habido ninguna respuesta, solamente cancelaron la gala de lujo, pero es parte del horror que estamos viviendo: comunidades sin agua, comunidades que no poseen cortafuegos, comunidades que desconocían rutas de evacuación, comunidades que están rodeadas de pino y, además, en un país en el que la pobreza y la precarización se agudizan y el derecho a la vivienda digna no existe. Entonces muchos sectores populares tienen que irse a vivir a terrenos que tienen todas esas características ante la necesidad de tener una vivienda.
Si ustedes ven, casi todas las viviendas que se quemaron son de sectores populares. Y también hay que decir que la mayoría de las que fallecieron fueron mujeres, niñez y adultos mayores. Todos los que somos despojables para este sistema. También muchos compañeros y compañeras migrantes de pueblos originarios.
O sea nuevamente los cuerpos, territorios y pueblos desechables para el mercado y el capitalismo neoliberal. Ha sido realmente horroroso.
Y luego, para variar en estas políticas horrorosas fallece Piñera y todas las medidas que se estaban generando como política pública quedan disminuidas bajo la cobertura de duelo nacional por la muerte de un expresidente que también, no olvidaremos, es genocida, culpable de una treintena de asesinatos, casi 500 víctimas de trauma ocular, miles de detenciones y violencia política sexual.
El Cártel del Fuego
Pero además hace años que estamos hablando de una categoría tomada hasta en los tribunales y que es la existencia de un cártel del fuego. Se le ha llamado así tanto en Chile como en Europa. Es el monopolio de empresas en la venta de avionetas que permiten controlar incendios. Se corroboró hace dos años en un juicio en Chile, ¡miren lo monstruoso!, que existe un cártel del incendio donde dos empresas se estaban adjudicando todos los contratos de la corporación nacional forestal. En este monopolio hemos visto la posibilidad de que se pueda incentivar el incendio para que las empresas de ese ámbito trabajen.
La mega infraestructura continental
Entonces estamos viendo intencionalidad, problema estructural, medidas que se han tomado y lo más grave, y algo que hemos seguido por años, de hecho hay una articulación llamada la Red para la superación del modelo forestal; lo más grave que es la llamada ruta periférica.
Ya el compañero Matías Reyes dio una entrevista en diciembre del 2023 sobre esta propuesta del último gobierno de Sebastián Piñera para la construcción de dos megacarreteras que algunos dicen que se entretejerían con el IRSSA, ese proyecto de megainfraestructura en el Abya Yala para aumentar la viabilidad de la exportación a través de los puertos de bienes comunes naturales.
Y ¡ojo! En esta entrevista Matías da cuenta de un mapa de dónde más o menos serían los trazados. Y ¿adivinen qué? Es en toda la zona siniestrada. Una diría, claro, “cómo puede haber tanta perversión, quizá iniciaron un fuego menor y luego se extendió, se descontroló, no lo sabemos.”
La intencionalidad está dada por alguien. ¿Qué tipo de crimen organizado fue? No lo sabemos pero tenemos información precisa con un mapa un mes antes del incendio dando cuenta de la ruta periférica y todos los elementos que acabamos de señalar.
Entonces, hemos dicho que el extractivismo mata, envenenando, contaminando y también mata con este modelo de incendio.
Lo hemos dicho una y otra vez. Los desastres naturales no existen. La naturaleza siempre ha tenido movimiento, ciertas dinámicas. Pero somos los humanos que no tenemos la capacidad de adecuación, la vulnerabilidad y que tiene que ver con la inexistencia de una política de cuidados.
Entonces el desastre que acabamos de ver es un desastre estructural dado por todas esas características. Recordemos los incendios en Bolivia, en Brasil, en Venezuela. Estamos desgraciadamente en una situación muy compleja, de una crisis que es global y que en Chile además pareciera se origina en condiciones de una política neoliberal a favor de las ganancias y no de la vida.
Se queda una imagen bastante tremenda, pero sabemos que la situación está siendo muy grave y sabemos que es la solidaridad de los pueblos la que ha logrado sostener. Colaboración solidaridad, que es la forma justamente de seguir luchando y de seguir pulsando por estas transformaciones que queremos.
Exelente trabajo.