Después de 10 meses de viaje por territorios ocupados por los estados de México, Guatemala, El Salvador y Costa Rica hemos regresado a las cumbres de este continente siempre en resistencia, a la altura de los Andes y su gente, a los Apus que son los cerros y las montañas que nos guardan de la muerte. Aquí estamos.

Aquel recorrido lo hicimos al abrigo de las comunidades y organizaciones que resisten en sus territorios la guerra implacable contra los pueblos y contra la Madre Tierra. Nos acogieron, nos alimentaron, nos mostraron su forma de habitar la amenaza constante del despojo, nos enseñaron las heridas de su lucha, la presencia viva de sus desaparecidos, de sus asesinados por el estado y el crimen organizado, ambos siervos sanguinarios de las grandes empresas y de mafiosos locales.

En cada lugar, también encontramos mujeres y hombres que son luz de coraje y compromiso en la sombra extendida del miedo y la indiferencia. Son ustedes compas, aquí y allá, una fuerza y un alimento para seguir resistiendo a la enajenación de nuestras vidas, de la vida toda. Guardamos sus palabras y sus risas valientes como un agüita que brota constante, escondida en la hierba.  !Gracias¡.

Entendimos también que la guerra para exterminar a los pueblos indígenas y campesinos es una realidad ya innegable, como es innegable que el sistema capitalista/extractivismo camina herido de muerte. No se puede, pues, extraer infinitamente recursos finitos como el petróleo o el gas, no se puede acabar el agua toda, no se puede contaminar infinitamente. Son los límites del planeta.

Las grandes empresas tecnológicas que se enriquecen con la explotación de niños en el Congo, los vendedores de armas que lucran con el genocidio explicito en Gaza, el crimen organizado que mata igual o más en México, las palmeras en Guatemala, las piñeras en Costa Rica, las  mineras que amenazan a los pueblos del Salvador, y cientos de ejemplo más en cada continente, todos negocios de muerte y violencia, todos millonarios asquerosos, están decididos a acabar con el último río antes de perder sus privilegios y su poder.

Para ello, en toda el Abya Yala (América) tienen a los gobiernos a su servicio (¡a todos!, legisladores, jueces, ministros, policías, ejércitos), controlan los medios de comunicación, han deliberadamente utilizado la tecnología para el control de la población, con el mismo objetivo han propiciado el crimen organizado y la violencia. Para ello han matado y siguen matando, criminalizando, desapareciendo a líderes, autoridades comunitarias y defensores ambientales.

La vida es lucha, decía Lu en Primavera del Ixcán, y se lucha siempre, respondían las mujeres y hombres que habían sufrido por años el bombardeo, las metrallas y las cosechas incendiadas, escondiéndose bajo la selva, resistiendo para vivir.

Pero, así como la naturaleza retoma los espacios olvidados, seremos los pueblos y las gentes cercanas a las tierra, organizados horizontalmente los que podremos resistir las mil plagas que nos lance el moribundo capital.

Nos toca, ahora, tejer hacia dentro del territorio también. Provocar la solidaridad que dicen es la ternura de nuestros pueblos. Caminar más la palabra de los pueblos, la palabra de la resistencia y la dignidad.

¡Qué vivan los territorios en resistencia!

¡Qué vivan los pueblos unidos del Abya Yala!

Comunidad Indígena Quechua de Cancha Cancha, Calca, Cusco, Perú. (4300 msnm).

Cancha Cancha, junio 2025

Mayo, 2025. Comunidad de Chahuaytire (3800 msnm) Cusco-Perú. Con el Encuentro Regional de IPA LAC sobre investigación agroecológica, de varios países, visitando el Parque de la Papa que resguarda más de 1300 variedades de papa nativa.