15 de enero, 2024
Entrevista con Juan Carlos guerra del Colectivo Desde el Margen
Tal vez desde el 2002, 2003 Ecuador empieza a ser un país donde se lava mucho dinero por el hecho de que ya no había que cambiar la moneda para lavarla.
Lo que se vendía por parte de la droga, que era en dólares, era más fácil irlo involucrando en el sistema financiero ecuatoriano exportador, importador, agroexportador que son en realidad los beneficiarios de esta guerra porque es donde está la plata.
A partir de eso, y en base a diferentes circunstancias y motivos, estas bandas delincuenciales se van haciendo más grandes. Aunque siguen siendo bandas delincuenciales periféricas en comparación a lo que eran los cárteles de los años 80, 90, o lo que son hasta ahora en México.
No son cárteles, son bandas criminales, muchas apegadas al transporte de la droga. No son productores, no cocinan droga. Lo que hacen es transportarla. Por eso son bandas más o menos periféricas. Digámoslo así. Pero entre los sectores populares desposeídos, completamente marginados, van teniendo su base social. Jóvenes desde los 13, 14 años que no tienen otra perspectiva de futuro y que encuentran en las bandas la forma de incluirse en algo y lograr tener recursos para poder comer y vivir.
Obviamente las guerras territoriales, los cambios de gobierno, los cambios de estructura de poder, hacen que las bandas estén manejadas por esas estructuras de poder y por las élites. Tal vez no manejadas directamente pero por lo menos son aliadas, y también con la policía y las fuerzas armadas, incluyendo ejército, marina. La fuerza aérea un poco menos, pero igual.
Entonces eso ha ido configurando a partir del 2020, del 2021 una ola de violencia que ha ido creciendo y creciendo en el país.
Nosotros creemos que esa ola de violencia también se da en perspectiva de lo que pasó en octubre del 2019. El estallido, el levantamiento indígena y popular que se dio en el 2019 fue algo que las élites, las oligarquías y los grandes grupos de poder no tenían previsto. Tampoco los sectores populares. Fue algo bastante espontáneo pero que pudo en cierto momento, por la fuerza del movimiento indígena, tomar un rumbo.
Y obviamente, cuando las fuerzas populares empezaron a organizarse, las élites se asustaron. Y una forma de control es la violencia y el narcotráfico. No podría decir que las élites manejan a las mafias, pero sí están aliadas. Entonces esta ola de violencia también tiene que ver con una respuesta de las élites a la organización popular y eso ha permitido que lleguemos hasta este límite; que nos hagan tener tanto miedo que nos inmovilicen con el miedo.
Así, todas las respuestas antipopulares que se están dando: la subida del IVA, la firma del TLC con China, el acuerdo militar con Estados Unidos, del que poco se habla, y otras cosas, se puedan hacer tranquilamente porque no hay una respuesta. No porque no se quiera sino porque no se sabe cómo hacerlo, en primer lugar, y segundo porque el miedo en este momento aún nos tiene paralizados.
Seguramente a medida de lo que va pasando, algunas soluciones y perspectivas se verán. Pero por el momento la situación está así. Eso no significa que los sectores populares y sectores del movimiento indígena estén detenidos. No. Es más. En los sectores donde está el movimiento indígena es donde menos violencia hay debido a todo el control territorial, la lógica de organización comunitaria y ese tipo de cosas.
Lo peligroso ahora es que con la militarización los militares se vayan a meter en estos sectores del movimiento indígena y detengan cualquier tipo de organización y movilización. No las mafias, porque el movimiento indígena ha sabido con organización y control territorial y comunitario pararles a las mafias. Pero al estado es más difícil.
Esta lógica de militarización ya está, por lo menos en los barrios periféricos de Guayaquil, Quito y Esmeralda que son las provincias más afectadas.
Esmeralda es una provincia afro y es la más afectada por las mafias, por el mismo hecho de tener puertos en el Pacífico, estar en el norte, tener conexión con Colombia por la frontera. Siempre ha sido la más golpeada, y también ha sido la más golpeada porque es un territorio que tiene minerales y que tiene tierra, y que siempre las élites han querido apropiarse de esa tierra. Y lo que hacen es que las personas vayan desplazándose de sus tierras, vendan esa tierra a precio de gallina enferma y al final terminan haciendo las grandes empresas el monocultivo palmícora principalmente.
Es lo que pasa en Esmeralda. Además de las lógicas del turismo, porque es una zona donde hay mucha playa y las grandes empresas turísticas quieren apropiarse ahí y obviamente quieren desplazar a los pequeños empresarios turísticos, los dueños de hoteles pequeños para construir ahí grandes emporios turísticos con ayuda de los militares , de la policía y del estado. Ingresan ahí y se plantan.
Lo mismo pasa en Guayaquil, en Quito. En este momento lo que nosotros estamos temiendo es que en las zonas de organización del movimiento indígena vaya a haber una presencia militar mucho más fuerte para impedir tanto la organización como la movilización, ya sea ahora o en el futuro.
Seguramente en este momento todos los compañeros de parte del movimiento se deben estar organizando, viendo qué hacer y seguramente habrá una respuesta a corto plazo. Pero en este momento todavía no hemos salido del shock. De este golpe que nunca nos habían dado pero que ya lo veíamos venir.
En los sectores urbanos también marginales, donde la lógica del terror se va sintiendo, mucha gente está de acuerdo con lo que está viniendo: la militarización, la fascistización de la sociedad, el hecho de que se pueda nomás así humillar o matar o disparar al otro sin cargo ni inventario; donde casi siempre los jóvenes hombres son la carga de cañón y las mujeres son las que tienen que sufrir todo el embate de las guerras.
Toda esta generación del shock, de la doctrina del shock es para meter las medidas impopulares como lo del IVA, el TLC con China o el acuerdo militar con Estados Unidos, pero además también se querrá meter gran minería en los sectores indígenas, quitar el subsidio al combustible.
Todas estas medidas que están atrás de este golpe, este shock que nos están metiendo tiene mucho que ver con cuáles son los beneficiarios de esta guerra. No son las mafias, no son estos grupos delincuenciales.
¿Quienes son los beneficiarios?
Al final los beneficiarios son los grandes capitales, las grandes mineras, las grandes empresas de extractivismo turístico. Incluso los grandes centros comerciales para la extracción urbana.
La presencia del estado siempre ha sido una presencia militar
Aquí en el Ecuador la presencia militar siempre ha existido. De alguna forma en todas las comunidades ha existido. Ha sido la presencia natural del estado, la presencia militar en todas partes.
La diferencia ahora es que viene con una presencia de control mucho más fuerte.
Siempre que ha habido algún problema de extracción minera en el Ecuador han sido el ejército o la policía los que se han metido, porque debido al control territorial que tiene el movimiento indígena aquí en el Ecuador las bandas delincuenciales han sido muy poquitas, entonces es más fácil desplazar a la gente con presencia militar que con presencia de bandas delincuenciales.
Estrategia electoral de Novoa
Obviamente toda esta oleada de violencia le ha servido al estado, y al presidente y al gobierno para generar todo lo que está viniendo y empezar a meternos cosas.
Por otra parte, las elecciones son el 2025. Seguramente también está haciendo todo esto porque necesita ganar una reelección para poder durar 4 años más. Y va en camino de eso. Esto también es parte de su estrategia electoral para poder ganar esas elecciones.
La gente estorba al capital en todo el mundo
La lógica de la militarización que no sólo es un problema ecuatoriano, es una lógica geopolítica. Nosotros creemos que es todo Latinoamérica y el mundo en general el que está yendo al camino de sociedades militarizadas para generar control, porque hay mucha gente y pocos recursos y obviamente las lógicas del capital extractivo lo que quieren es acaparamiento de recursos y la gente le estorba y obviamente nos están matando y eso es lo que está pasando en el Ecuador.