Por Pavel Marmanillo Barrio de Mendoza
Los hitos en la historia son marcados por acontecimientos que tienen repercusión en la distribución cultural y demográfica de un determinado pueblo o nación. En términos modernos estos hitos son grabados en la mente de las personas en gran medida a través de medios digitales que propagan el sesgo interesado y oportunista de los dueños de este poder simbólico. Si se dice 7 de octubre de 2023, mucha gente responderá automáticamente acerca de las acciones de Hamás en contra de Israel sin ofrecernos ningún contexto histórico ni político. Sólo escucharemos la condena en contra de Hamas en forma de murmullo repetitivo, casi cacofónico de lo que se clama en la prensa corporativa mundial.
A días de este atentado, en octubre del año pasado, una profesora y activista israelí escribió en un grupo de WhatsApp de su universidad. La activista citó a Sartre y a Frantz Fanon para explicar su punto de vista:
“’Después de tantos años en los que el cuello de los ocupados ha estado asfixiado bajo el pie de hierro y de repente tienen la oportunidad de levantar los ojos, ¿qué tipo de mirada esperaban ver allí?’ Vimos esa mirada”[1]
Así se expresó Nurit Peled, hija de Mattiyahu Peled, general del ejército israelí que se volcó a las acciones por la paz e incluso se reunió en secreto en 1983 con Yazer Arafat en París. El padre de Nurit se vistió de mujer para pasar desapercibido para esta reunión. Años más tarde, se acercó a la cultura árabe aprendiendo el idioma y reconociendo desde dentro la importancia de ampliar la vida en la interacción con la otredad.
Luego de sus comentarios, Nurit Peled fue acusada de ¨justificación del acto atroz¨, una de las estrategias arraigadas en el narratorio sionista que descalifica cualquier crítica a las acciones del gobierno sionista de Israel. Nurit Peled es sólo un ejemplo de cuán enraizados están el acoso y la acusación recurrente de autoodio a los judíos críticos de Israel.
Allá en el 2009, después de que la Operación Plomo Fundido (nombre dado por Israel a sus acciones bélicas) se perpetrara entre el 27 de diciembre de 2008 y 18 de enero de 2009 contra Palestina, fue convocada una misión internacional independiente por la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Esta comisión fue liderada por el judío y sionista sudafricano especialista en derecho internacional Richard Goldstone, quien debía garantizar la imparcialidad de la investigación. El trabajo de Goldstone relacionado con la violencia le mereció el ser nombrado como el primer fiscal principal del Tribunal Penal Internacional de las Naciones Unidas para la ex Yugoslavia y para Ruanda de agosto de 1994 a septiembre de 1996. ¨Los otros tres miembros designados fueron la profesora Christine Chinkin, catedrática de Derecho Internacional en la London School of Economics and Political Science, que fue miembro de la Misión de Verificación de Alto Nivel a Beit Hanoun (2008); la Sra. Hina Jilani, letrada del Tribunal Supremo de Pakistán y ex Representante Especial del Secretario General sobre la situación de los defensores de los derechos humanos, que formó parte de la Comisión Internacional de Investigación para Darfur (2004); y el coronel Desmond Travers, ex oficial de las Fuerzas de Defensa de Irlanda y miembro de la Junta Directiva del Instituto de Investigación Penal Internacional¨[2]
En septiembre de 2009, el así llamado informe Goldstone acusó a las Fuerzas de Defensa de Israel y a los militantes de la resistencia palestina de haber cometido crímenes de guerra y posibles crímenes contra la humanidad. En las conclusiones de este informe se dejaron marcadas claramente las diferencias entre la severidad moral y legal del ejército de un país y las acciones de un grupo de resistencia armada como es Hamas.
El equipo Goldstone determinó el uso de misiles de fosforo blanco usados por Israel y del ataque injustificada a población civil que rezaba en una mezquita. Además, se enumeraron asesinatos perpetrados por soldados israelíes contra familias enteras. Todo esto como parte de un plan deliberado de atacar poblaciones civiles sin ningún objetivo militar. De la misma forma, acusaron a Hamas de haberle causado trauma psicológico a la población israelí al haber lanzado cohetes hacia zonas no militares.
Por supuesto, Shimon Peres, primer ministro israelí de ese entonces, negó cualquier acusación y dijo que Israel nunca apuntaba a población civil de manera planificada y deliberada. Otra línea conocida en la retórica sesgada del sionismo.
Goldstone también dijo que lo que le llamó la atención fue la destrucción de la infraestructura alimentaria de Gaza y que esto entraría en la categoría de castigo colectivo. Con estas acciones Israel habría actuado con fines meramente políticos para desacreditar la administración de Gaza ejercida por Hamas.
Las conclusiones de Goldstone fueron tomadas en cuenta para iniciar posibles acciones jurídicas en la Corte Penal Internacional, pero la presión sionista comenzó a actuar en contra de Goldstone acusándolo de autoodio e incluso prohibiéndole la participación en una celebración judía de su nieto. Lo extraño es que, en 2011, Goldstone se retractó de sus conclusiones aduciendo ignorancia y debilidades metodológicas. Como era de esperarse las acusaciones medievales de líbelo de sangre infringidas en contra de Goldstone cesaron. En 2010, en los meses anteriores al arrepentimiento de Goldstone, Hilary Clinton, entonces secretaria de Estado de Estados Unidos, emitió un cable en el que describía al informe como altamente problemático y remarcaba la importancia estratégica de mantener a Israel fuera de cualquier juicio internacional, oponiéndose firmemente a la revisión del informe por los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU. Este documento fue filtrado por WikiLeaks.
Si los ejercicios historiográficos nos permiten algo es analizar -en este caso- dos hechos aparentemente aislados como son la opinión de una activista por la paz como es Nurit Peled y las conclusiones del informe Goldstone. En ambas hay una crítica a la fuerza ocupante, a la desproporción de la violencia y a los métodos ejercidos que ayuda a develar el fanatismo detentado por los que abogan con un doble rasero por el derecho a la defensa. En ambos hechos hay también una divergencia clara. Peled, por un lado, sigue denunciando el colonialismo y racismo internos, la ocupación contra Palestina, la violencia sionista, pide paz y exige el reconocimiento del estado palestino como medio para llegar a ésta. En cambio, Goldstone a pesar de sus conclusiones basadas en el derecho internacional y humanitario cedió a la presión de sus pares teológicos y políticos, y se arrepintió de las conclusiones de su informe causando la indignación de las coautoras de su investigación jurídica.
Es 2024, Sudáfrica ha iniciado una demanda contra Israel por genocidio en la Corte Internacional de Justicia de La Haya. La pregunta sigue pendiendo como espada encendida sobre parte de la humanidad. ¿Será suficiente esta acción legal a la que han dado su apoyo países latinoamericanos como Colombia, Venezuela, Cuba, Nicaragua, Bolivia y Brasil?
¿O veremos nuevamente cómo la justicia y la verdad se disuelven impotentes en las manos y bocas de quienes apelan al medioevo para justificar la sangre que sigue secándose como pátina indigna en las pobres ropas de la historia?
[1] https://www.eldiario.es/internacional/nurit-peled-academica-israeli-educacion-israel-forma-sociedad-viva-trauma-perpetuo_128_10713143.html
[2] SITUACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS EN PALESTINA Y OTROS TERRITORIOS ÁRABES OCUPADOS
Informe de la Misión de Investigación de las Naciones Unidas sobre el Conflicto de Gaza – Resumen*