A los empobrecidos compatriotas,

Desde aquí, desde este cerro que trajino con mi carga día tras día y donde mi rebuzno parece no importarle a nadie, envío este mensaje escrito, a ver qué respuesta alcanzo.

Los peruanos venimos de muchos lados y nuestra memoria como grupos humanos es muy diversa pero compartimos una historia de dominación común. En la selva los awajun fuimos separados por la frontera con Ecuador y a los aymara del altiplano nos dividieron con la frontera a Bolivia. Sobre eso, son tantos años, tantos miles de años habitando juntos que ya nos hemos revuelto. De ahí nuestras riquezas: cultura, arte, alimento, conocimiento.

Obra censurada por las autoridades municipales y la Universidad de Arte del Cusco, Perú. Artista Johanna Casafranca.

Entonces, a mi pensar y a mi pesar, a las peruanas y peruanos lo que nos une es la tragedia de sufrir un mismo sistema de gobierno criminal, sometidos bajo un mismo marco jurídico hecho a beneficio de los grandes empresarios.

Yo soy un burro y como tal, se me ocurre que siendo así también nos une como peruanos la posibilidad de liberarnos de este sistema denigrante, de este andar rogando y que se nos respete la dignidad, que se nos permita vivir a nuestro modo y en nuestras tierras. Esa misma posibilidad viene a ser una obligación para que nuestras hijas no crezcan acostumbradas a que les humillen y les abusen; para que nuestros nietos no nazcan a ríos muertos y paisajes de hambre. Es un deber, pues, proteger la vida, eso hasta yo lo sé.

Conozco algunos, animales como yo, que no se cansan de defender el sistema que los oprime. “No hay otra forma, dicen. Así es la democracia.” Felices, engañados o cómplices, van a votar sabiendo que las grandes empresas gastan millones apostándole a sus candidatos y que luego recuperarán esa inversión de uno u otro modo. Luego los tristes resultados: injusticia, destrucción, hambre, delincuencia.

Pero a lo concreto mejor, que no somos académicos intelectuales sino hijos de la tierra.

Han pasado 2 años del asesinato cometido por la policía contra los manifestantes en el Sur y las familias sólo han recibido insultos. Ratas los llamó un ministro, y a Ferminia Pandia, golpeada por la policía aquellos días la condenaron a 5 años de prisión. Uno de los oficiales acusados por las muertes en el Cusco ha sido premiado con la dirección policial en Apurimac mientras que al oficial que investigaba la organización criminal de la Dina Asesina, lo mandaron a retiro.

Ante el crecimiento de las extorsiones en todo el país, la población salió a protestar y la respuesta del sistema de justicia y el gobierno fue reprimir a los manifestantes y decretar un estado de emergencia que no sirvió para nada.

Se acaba de revelar la red de prostitución en el poder legislativo (donde se hacen las leyes). Además de lo alegórico, con ella se evidenció que las mafias de los Fujimori y los Acuña, con toda la CONFIEP detrás de ellos, tienen ocupados todos los puestos, desde el guardia de la puerta hasta los administrativos y cargos de confianza.

Esas gentes, sin ninguna vergüenza, han cambiado la constitución para aumentar el número de legislativos (ahora serán 190 los inútiles mantenidos), para reelegirse indefinidamente, capturar el poder judicial, eliminar las fuerzas políticas regionales, controlar los órganos electorales y un largo etcétera.

Y todo eso en contra de los resultados del referéndum del 2018. Replicaron a nivel nacional la burla que las comunidades sufren con la consulta previa. Hicieron los cambios a los que la población directamente había dicho que NO.

Como burro me pregunto, ¿Quién podría creer que ese sistema de gobierno, con ese congreso, esa fiscalía, esa policía, cambiará con la próxima elección? Desde mi ser de cuatro patas sospecho que quienes se postulan, esos actores políticos que apuestan por participar del sistema político reglamentado y controlado por esas mafias, quieren un pedazo, a veces una migaja del pastel: una coima, una transa, un sueldo, una beca, hasta un viajecito.

En honor a la verdad, como diría otro burro, algunas son honestos y acompañan al movimiento social. Pero eso, pues, lo acompañan en su camino al matadero.

Hoy desde el gobierno amenazan con reiniciar proyectos mineros como los de Tía María en Arequipa y Conga en Cajamarca. Amenazan con explotar el lote 92 en la Amazonía. Mientras en todo el Perú corren a diario los ríos contaminados por la minería y los derrames de petróleo. Aquí el grupo Gloria les seca un río a los campesinos, allá el negocio de la palma despoja y contamina, más allá los madereros asesinan para talar, asesinan para contaminar.

En un solo mes, el gobierno extendió el plazo de registro de la minería informal (esa trampa del REINFO) y le extendió beneficios tributarios y económicos a los gamonales agroindustriales. Como burro me doy cuenta que los pueblos, especialmente los que viven en los campos y los bosques, son el principal enemigo del estado. Gobiernan para el poder económico, para la CONFIEP y las empresas extranjeras, incluyendo esos ricachones ocultos que compran el oro dragado de nuestros ríos.

El estado no atiende las urgencias de los pueblos. Hay que estar movilizándose, soportando la violencia de sus fuerzas represoras, para sacarlos de sus habituales actividades de despojo y hurto, y volteen a ver los abusos que sufrimos los empobrecidos.

El resultado de pedir al patrón es esperar, es dejar en sus manos nuestra vida, nuestra dignidad. Cómo burro que soy, lo sé.

La tierra es nuestra. No necesitamos pedirle permiso a un sistema hecho a medida, pedirle de favor a un gobierno delincuencial que no nos mate, que tenga compasión. No necesitamos permiso para vivir.

Necesitamos organización y control territorial. Necesitamos asambleas, espacios donde recuperar y crear autonomía, donde nos preguntemos si es real el progreso que nos venden, si es verdad que los robots nos servirán café sobre manteles impecables o será que vendrán a matarnos para quedarse con el agua mientras nos reímos del último meme.

Derrame navideño de Petroperu en Piura, en la costa norte del Perú. Diciembre2024.

Necesitamos guardias comunitarias como Los Charin, del Gobierno Territorial autónomo de los Wampis, más rondas campesinas, más territorios controlados por nosotros mismos, por nosotras mismas. EL crimen organizado, ese otro brazo armado del capitalismo, es ya una amenaza real para nuestros pueblos andinos  amazónicos y no habrá organismo internacional que simule protegernos.

Como animalitos de Dios, dirían algunos, nuestro presente y nuestro futuro está en los territorios que habitamos ya sea un valle en la costa, una comunidad amazónica, un anexo en el altiplano o incluso en esas ciudades basural que tanto les gusta a la gente.

No hay nada que esperar para el 2026. Esas elecciones son un horizonte de papel.

Organicémonos para resistir que estamos en guerra, compatriotas. Una guerra del poder económico, las empresas y los estados contra nuestros pueblos, contra las mujeres, contra los indígenas, contra los ancianos, contra las niñeces, contra las generaciones futuras. Una guerra contra la madre tierra de la que somos parte.